La FINA revisará las reglas que impiden a los guardavidas actuar sin autorización


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La FINA revisara las reglas que impiden a los guardavidas actuar sin autorizacion

Anita Álvarez atendida por el equipo médica tras ser rescatada de la piscina Fotografía Dean Mouhtaropoulos / Getty Images

La Federación Internacional de Natación (FINA) anunció que revisará los actuales reglamentos que impiden la intervención de los socorristas sin una señal del árbitro, después de que no reaccionaran a tiempo el pasado miércoles para asistir a la nadadora estadounidense Anita Álvarez

 

La nadadora estadounidense de natación sincronizada Anita Álvarez protagonizó el gran susto de la jornada en los Mundiales de Budapest tras desvanecerse mientras realizaba sus ejercicios en la final de solo libre de natación artística. Un percance que se quedó solo en su susto gracias a la rápida intervención de su  entrenadora, la española Andrea Fuentes, que no dudó en lanzarse immediatamente a la piscina para rescatar a su pupila.

En un comunicado, la FINA reveló que los socorristas contratados para trabajar en los campeonatos mundiales de natación solo pueden entrar en acción tras una autorización de los árbitros, razón por la que Fuentes fue más rápida que ellos.

“Según los reglamentos, (los socorristas) solo pueden saltar a la piscina tras recibir una señal del cuerpo de árbitros”, destacó el director del servicio de salud de los mundiales, Béla Merkely, en el comunicado.

Se trata de una restricción impuesta para evitar interrupciones de los programas de las competiciones “en caso de un eventual malentendido”, explicó.

Merkely admitió que ayer los árbitros no reaccionaron enseguida.

“Después de que la entrenadora se lanzara en la piscina, los socorristas, viendo la situación, ya no esperaron la señal de los jueces e intervinieron”, agrega.

“El socorrista me estaba dando patadas y no me dejaba sacarla”

Andrea Fuentes relata cómo la asistencia de uno de los socorristas que también se tiró a la piscina para asistir a la nadadora no fue la más adecuada. El socorrista complicó que Andrea movilizase a Anita hasta las asistencias médicas y que, una vez en la superficie, insistía en mantener la cabeza de Anita hacia arriba, impidiendo así que expulsase el agua.

“Anita pesaba mucho, pero si estuviese sola la sacaba más rápido. Pero el socorrista me estaba dando patadas y no me dejaba sacarla. El pobre, que no es deportista olímpico, quería hacer su trabajo y yo le decía que se apartase para sacarla más rápido. Pero no hablaba inglés. Anita tenía la mandíbula atascada y le he abierto la boca para que sacase el agua, pero no respiraba. Llevábamos un minuto ya hasta llegar a la pared. Y de nuevo la llevaban boca arriba, así que le he vuelto a girar la cabeza. Al final, al cabo de dos minutos, ha empezado a respirar”.

 


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